El coaching es un conjunto de métodos y herramientas que permiten desarrollar diversas facetas profesionales o personales, mediante el incremento de la motivación, la responsabilidad y el compromiso de una persona. Además, tal y como se describe en el post publicado por Jonathan García-Allen -Director de comunicación de la comunidad Psicología y Mente- el coaching facilita el aprendizaje e impulsa diversos cambios emocionales, cognitivos y de conducta para incentivar la toma de acciones que permitan alcanzar las propias metas que se hayan propuesto.

El coach tiene como objetivo guiar y acompañar al cocachee -la persona “entrenada”- en determinados aspectos de su vida personal, laboral, deportiva o nutricional y resulta un proceso altamente beneficioso debido a la relación de compromiso y confianza que se crea entre quienes se implican en el mismo. Por tanto, el coaching puede ser muy recomendable a la hora de:

Definir objetivos y aumentar la motivación:

El coaching es muy útil para establecer objetivos de forma realista y para descubrir las verdaderas motivaciones de una persona. Ayuda para entender y establecer las prioridades, definiendo el modo en el que se alcanzarán las propias metas que cada uno quiera fijar en su vida.

Trabajar el bienestar e incrementar la creatividad:

El cocachee aprende, en su camino de desarrollo personal y por tanto hacia el bienestar, a conectar con sus deseos y emociones. Además, durante el proceso de coaching se favorece el aprendizaje y el descubrimiento de las diferentes alternativas que permitan alcanzar el cambio o los objetivos de la persona.

Ayuda a conocerse mejor a uno mismo y a mejorar las relaciones con otras personas:

Para poder fijar unos objetivos realistas y alcanzables, es necesario reflexionar y conocerse a sí mismo. El coaching es muy útil en este sentido ya que favorece el entendimiento de las emociones íntimas, pudiendo ser empleado a su vez para mejorar los resultados en las relaciones de pareja, laborales, con la familia, en la gestión de conflictos, negociaciones, etc.; y mejorando las habilidades interpersonales y comunicativas.

Llegar más lejos, asumiendo responsabilidades:

Durante el proceso de coaching la persona aprende a tomar sus propias decisiones y a asumir las correspondientes responsabilidades. Esta evolución, le permitirá reducir sus limitaciones y superar las barreras que le impidan alcanzar unas metas más altas.

Mejor organización, flexibilidad y adaptabilidad al cambio:

La mala organización produce estrés, por lo que las sesiones de coaching resultan muy recomendables para que una persona aprenda a organizarse y a determinar sus propios objetivos. Esto permitirá una mejor adaptación a los cambios y a adquirir tanto la motivación como a la implicación que sean necesarias para lograr los propósitos que se hayan establecido.

¿Qué tipos de coach son los más habituales?

El coaching es cada vez un concepto más amplio, aunque en función del área de trabajo es posible diferenciar entre distintos tipos de coach: el personal, el empresarial o ejecutivo, deportivo o nutricional, ontológico, sistémico, de inteligencia emocional, cognitivo o el coaching PNL (programación neurolingüística).

Tal y como apunta el post publicado en la comunidad Psicología y Mente, el coach personal -también llamado “life coach o coach de vida”– persigue el bienestar de la persona en los diferentes ámbitos de su vida, trabajando los objetivos, estrategias y herramientas que serán necesarias para lograr el cambio.

El coach empresarial o ejecutivo, es aquel que guía a las empresas o quienes las dirigen a gestionar los diferentes aspectos que se necesita manejar, obteniendo el equilibrio que permita alcanzar las metas fijadas en los distintos ámbitos de cada negocio.

El coach deportivo, así como el coaching nutricional, trabajan la motivación y el desarrollo de hábitos alimenticios y actividades saludables para la persona, estableciendo pautas y objetivos tanto a corto como a largo plazo.

El proceso de coaching ontológico está orientado a la optimización del lenguaje y de las herramientas lingüísticas empleadas por cada persona, mejorando así la forma de expresión. Por otro lado, el coaching sistémico es aquel que enseña a la persona a analizar el impacto que sus propios actos tienen en el entorno que le rodea.

Como hemos comentado anteriormente, conocerse a uno mismo y saber gestionar las propias emociones es esencial para poder alcanzar el desarrollo personal y el bienestar, siendo la inteligencia emocional una herramienta de coaching muy útil para obtener el beneficio tanto propio como ajeno.

El coaching cognitivo se basa en el entrenamiento de determinadas funciones cognitivas, expresivas o receptivas, de la memoria, el aprendizaje o el pensamiento, mientras que el coaching PNL (programación neurolingüística) analiza el modo en el que la persona interpreta y afronta la realidad, ayudándole a modificar ciertas conductas o comportamientos.