Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria o TCAs, es fácil acordarse de las más comunes o populares en nuestra sociedad, como son la anorexia y la bulimia. No obstante, en esta área existen otros trastornos que no son tan conocidos y que igualmente, no son fáciles de detectar en primera instancia. Todos los TCA tienen algo en común, son enfermedades con un origen psiquiátrico que alteran los hábitos o conductas alimenticias de quienes las padecen, llegando en la mayoría de casos a suponer también un riesgo para la salud física y psicológica.
Hoy queremos hacer mención especial al trastorno alimentario compulsivo (TAC) o, en inglés, tal y como apuntan en este artículo publicado por Juan Revenga en el blog de 20 minutos “El nutricionista de la general”, binge eating desorder. Este trastorno, está afectando cada vez a más personas en nuestro país y se caracteriza por provocar en las personas un deseo incontrolable de comer, sin que después tengan que producirse otro tipo de conductas que compensen el atracón, como si pasaría por ejemplo en los casos de bulimia.
Diagnosticar a una persona que sufre un trastorno alimentario compulsivo no es sencillo, aunque si los atracones se repiten al menos una vez a la semana durante un periodo de 3 meses o más, podríamos estar ante uno de estos casos. Además, una persona que esté padeciendo un TAC desarrollará a menudo sentimientos negativos como culpabilidad, insatisfacción, ansiedad, impotencia, falta de autoestima, etc. Según el artículo mencionado en el párrafo anterior, los atracones podrían ser fruto de un trastorno alimentario compulsivo si, además, van acompañados de:
- Comer siempre deprisa, sin masticar ni saborear los alimentos.
- Comer hasta llegar a producir en sí mismo malestar debido a la sensación de plenitud, a lo que muchos llaman “atiborrarse”.
- Ingerir grandes cantidades de alimento en situaciones en la que ni siquiera existe una sensación física de hambre.
- Comer siempre solo o hacerlo a escondidas para evitar el sentimiento de vergüenza causado por la gran cantidad de alimentos que se van a ingerir.
- Disgustarse con uno mismo, estar deprimido o sentirse culpable después de producirse el atracón.
El trastorno alimentario compulsivo es mucho más común de lo que la mayoría de personas se puede llegar a imaginar. De hecho, la preocupación por eliminar el sobrepeso es uno de los motivos que más condiciona la aparición el TAC (se estima que entre el 15 y el 50% de los afectados) y aunque pueda resultar contradictorio, muchas dietas temporales basadas en la restricción de determinados alimentos, acaban provocando la aparición de este trastorno.
Tal y como ya hemos mencionado anteriormente, el TAC no es fácilmente reconocible en una parte de las personas afectadas ya que al principio se encuentran en su peso habitual. No obstante, según va pasando el tiempo, suele producirse un incremento de peso y puede llegar a derivar en otro tipo de problemas físicos, como la obesidad, o emocionales (depresión, ansiedad, dependencia).
Sin embargo, hay que dejar claro que sufrir un trastorno de la conducta alimentaria no tiene por qué significar que la persona es débil o tiene un defecto de carácter. Con el tratamiento y la ayuda adecuada, es posible superar un TCA y prevenir así otros problemas de salud, recuperar la confianza y la autoestima perdidas, además de mejorar la calidad de vida.
En Inspirando TRANSFORMACIÓN ponemos a tu disposición todas las herramientas necesarias para poder acompañarte en tu proceso de cambio y que logres superar con éxito cualquier obstáculo que te impida seguir adelante durante el tratamiento de un trastorno de la conducta alimentaria. ¡Consúltanos!