Descubre las dificultades que afectan al comportamiento y desarrollo emocional de los niños, así como los beneficios de la terapia infantil para tratarlas.
En la actualidad, una parte importante de los estudios que se publican sobre conflictos en el núcleo familiar, tienen como punto de partida las dificultades que los adultos tienen a la hora de educar y gestionar la forma en la que se relacionan con sus hijos, así como las consecuencias que el mal comportamiento de los más pequeños producen en la conducta y estado de ánimo de los padres.
No obstante, tal y como se menciona en este artículo de la revista online Psicología y Mente, es también muy importante tener en cuenta la perspectiva que el propio niño tiene sobre las situaciones que le rodean ya que debido a su inexperiencia y a que la infancia es una etapa de desarrollo físico, psicológico y emocional, la infancia es una etapa compleja que hay que saber afrontar de forma adecuada.
¿Qué cambios influyen actualmente en el desarrollo infantil?
Para conocer qué cambios son propensos a influenciar el desarrollo de un niño/a vamos a hacer referencia al interesante análisis que realiza Urra, J. en su libro “El pequeño dictador” publicado en 2007 por la editorial La esfera de los Libros, donde pueden verse cuales son los factores de la sociedad actual que afectan directamente al desarrollo psicológico durante la infancia.
1.- Mayor permisividad
En décadas anteriores, la estructura familiar era más autoritaria y mucho menos permisiva, lo que la escala de valores era muy distinta a la actual. Esto ha provocado importantes cambios en las relaciones que se establecen entre padres e hijos, sobre todo en lo relacionado a permisividad o tolerancia que los adultos tienen con respecto a determinadas acciones o comportamientos que tienen los niños.
2.- Exposición a contenidos adultos
Los medios de comunicación exponen a los niños a una gran cantidad de contenidos que deberían estar dirigidos únicamente a personas adultas, ya que transmiten valores que son difíciles de asimilar correctamente en la etapa infantil. Esto unido al hecho de que la tecnología está cada vez más al alcance de los niños y a que en muchos casos los padres no supervisan adecuadamente el uso que sus hijos hacen del televisor, el teléfono móvil, Internet, las redes sociales o los videojuegos, puede acabar creando conflictos en la relación que existe entre ambos.
3.- Estilo de vida “acelerado”
El ritmo y estilo de vida se ha acelerado considerablemente en las últimas décadas, pero no solo en los adultos sino también en los niños. Urra, J. define este fenómeno como “niño agenda” y le sirve para describir a ese grupo de niños que mezclan su asistencia a la escuela con una interminable lista de actividades y/o obligaciones complementarias, que en la mayoría de casos son impuestas por los padres.
Además también se ha incrementado la vida “intrafamiliar”, reduciendo la “extrafamiliar” ya que debido al frenético ritmo de vida de muchos adultos, cada vez los padres disponen de menos tiempo para que sus hijos disfruten del contacto con otros miembros de la familia como los abuelos, tíos, primos, etc.
4.- Modelo familiar liberalizado
Con respecto a anteriores generaciones, la estructura familiar se ha visto alterada ya que cada vez podemos encontrar un mayor número de familias monoparentales, con padres/madres del mismo sexo y reconstruidas tras un divorcio o separación. No obstante, la variedad no tiene por qué significar un reto a la hora de educar a los hijos y de gestionar las relaciones familiares, siempre y cuando la base de éstas esté en la comunicación entre sus miembros.
5.- Adultos que abandonan sus responsabilidades
Algunos padres pueden llegar a confundir las muestras de afecto o amor con la gratificación mediante premios y recompensas materiales, así como con una permisividad ilimitada sobre determinados comportamientos de sus hijos. La responsabilidad de los padres de escuchar a los hijos, dialogar, dedicarles el tiempo que necesitan, compartir experiencias, establecer pautas, normas y límites, así como transmitir valores responsables, es determinante a la hora de facilitar el desarrollo del niño durante la etapa infantil.
6.- Discrepancias con el modelo escolar educativo
Es completamente normal y entendible que los adultos en ocasiones discrepen o cuestionen el modelo educativo en el que el niño se desarrolla durante la etapa escolar, por lo que habitualmente surgen diferencias entre padres y profesores que hay que saber manejar para no crear un clima de desconfianza que perjudique el desarrollo psicológico del niño creando comportamientos inadecuados tanto en el núcleo familiar como en el colegio.
Mitos y creencias erróneas sobre la etapa infantil
Existen multitud de falsas creencias y mitos sobre la psicología y el comportamiento durante la etapa infantil, que deben ser superados. El mal comportamiento de un niño/a no tiene nada que ver con la presencia de una maldad interior que lleva al niño/a a cometer actos que impliquen la pérdida de respeto, desobediencia, rebeldía, etc. Hasta que no se supera la etapa de la adolescencia y se entra en la etapa adulta (en torno a los 24-25 años) el desarrollo de todas las estructuras cerebrales del individuo no ha llegado a completarse, por lo que la persona no puede razonar profundamente sobre sus propios actos ni comportarse de una manera totalmente adulta.
Puesto que en la etapa infantil no se ha alcanzado el desarrollo de estas estructuras cerebrales, es injusto esperar y exigir que el niño se comporte como un adulto en determinadas situaciones, ya que todavía no disponen de la experiencia necesaria para ello. Los niños no son “adultos en miniatura”, debemos centrarnos en la idea de que solo son eso, niños.
También es importante tener en cuenta que la interacción entre los diferentes factores personales y aquellos que se derivan del contexto (el tipo de familia o la educación que se recibe dentro de la misma) tiene como consecuencia la conducta que se exteriorizará finalmente en la etapa infantil y que los distintos estilos educativos (autoritario, democrático, negligente o permisivo) tendrán una influencia determinante en el desarrollo psicológico del niño.
El papel de la terapia infantil y familiar
La terapia infantil, así como las sesiones de terapia de familia, pueden ser realmente útiles a la hora de ayudar a los padres a entender de una manera más profunda el comportamiento de sus hijos y a establecer las pautas necesarias para que los conflictos se resuelvan de una manera más empática, permitiendo así que el desarrollo psicológico y emocional de los hijos, sea mucho más sencillo.